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lunes, 20 de enero de 2014

Mirlo

Yo amo al mirlo aquel que vuela 
y ríe en el viento,
que se posa en mis dedos
y me abandona sin remordimiento.

Que me canta para después
dejarme en el frío silencio,
aquél que me besa hasta el alma
y la deja sedienta por tanto en tanto.

Amo a aquél que me mira 
como nadie me ha mirado,
aquél que conoce mis demonios 
y los ha tratado.

Aquél que dice quererme
y si lo hace,
a pesar de lo que soy,
entonces es un héroe.

Aquél que es como yo
y le asusta divulgarlo.

Aquel ingrato al que entrego mi alma 
y se da el lujo de quebrarla,
luego por arte de magia 
la arregla como si nada.

Amo aquel mirlo
que canta en mis sueños...,
y calla fuera de ellos.

jueves, 7 de noviembre de 2013

En picada

Maurice. –Muy buenas noches bella dama. Me ha susurrado el viento que en las orillas de esta desierta jungla tropezaría con la sombra de una hermosa mujer pero jamás imaginé tal grado de belleza cual la suya. Dígame, ¿cuál es su nombre?
Margaret. ¡Vaya! En verdad pensé que nadie habitaba en este lugar, no he visto ni un sólo animal ni he escuchado voz alguna más que la suya, mi nombre es Margaret y dígame, ¿quién es usted?
Maurice. –Eso, señorita, realmente no importa, pero le diré que me llamo Maurice. Lo que me ha de intrigar es ¿cómo ha llegado tan delicado ser a estos fúnebres, salvajes y fríos rumbos?
Margaret. – ¡Es una muy trágica y triste historia! El avión en el que volaba tuvo problemas y la turbulencia los empeoró, íbamos a caer en cualquier momento así que decidí saltar, tomé un paracaídas y me arrojé. No supe qué pasó con las demás personas, el avión siguió en picada mientras yo decencia hacia esta jungla. Mi paracaídas se quedó atorado en esos árboles detrás de usted  y tuve que cortarlo para poder zafarme, caminé un poco pero no encontré a nadie que me auxiliara, creí estar sola hasta que escuché su voz. ¿Y usted por qué está aquí?
Maurice. –Sí que es triste y trágica su historia, permítame contarle la mía. Nací aquí, jamás pregunté a mis padres cómo es que llegaron ni por qué. Fui creciendo al mismo tiempo que ellos envejecían y llegada mi adolescencia falleció mi padre y unos meses después mi madre dejándome totalmente huérfano, por suerte aprendí a escoger los frutos que me daban de comer y por desgracia como decían ellos me falta la carne, pues jamás se ha visto animal alguno aquí, me hablaron sobre ellos pero sólo viven en mi imaginación. Jamás he podido salir de aquí, no hay salida, lo he intentado todo y siempre regreso al mismo lugar, es imposible.
Margaret. – ¡Es una verdadera lástima, cómo quisiera ayudarlo! Bueno por ahora no podré pues son ya las doce menos cuarto y estoy realmente cansada.
Maurice. – ¡Margaret! ¡El tiempo se ha ido volando es muy peligroso permanecer en tierra a esta hora, debemos subir a un árbol, venga yo le ayudo, apoye su pie en mis manos y brinque, debe escalar e ir lo más alto que pueda!
Margaret. – ¡Está bien, subiré! Pero dígame por qué es tan peligroso.
Maurice. – En punto de las doce de la noche se escuchan truenos aunque todo esté en calma, mas no se ven, el viento comienza a hacerse cada vez más frío y denso, tanto que a nivel del suelo se forma una neblina con la que es imposible respirar pues congela los pulmones de quien lo intente, las raíces de los árboles comienzan a crecer y a moverse tumbando todo lo que haya a su paso de manera que si se encuentra abajo le hacen tropezar o le sujetan, la tierra comienza a hacerse cada vez más suave, pero no se vuelve arena movediza, se vuelve ácido, el ácido más letal que pueda existir o llegar a inventarse y quien tropiece se hunde en él, se ahoga, se quema y se deshace.
Margaret. – ¡Eso es muy aterrador!, que bueno que ya estamos sobre el árbol, pero, ¿cómo sabe usted eso si no ha habido más seres aquí?
Maurice. –Porque así fue como morí.

miércoles, 17 de julio de 2013

Quiero

Quiero evaporar el rocío que yace en tus labios y fundirlos en la llama de los míos.
Quiero rozar tu piel desnuda con el suspiro de mis ojos mientras gritan tu hermosura.
Quiero vivirte aunque sea un segundo, sentir tu sonrisa en mi alma y desnudar la tuya.
Quiero saberte real y pensarte eterno, conmigo, o sin mí.
Detener el tiempo y romper las manecillas del reloj al que le urge apartarnos y olvidarnos.
Quiero tenerte en mis brazos...
Y saber que no estoy soñando.

sábado, 12 de enero de 2013

Cenizas

Estás ahí, brillante con esa mirada que promete protegerme.
No sé cómo. Me das fuerza.
Conoces mi debilidad y mi miedo.
Aprietas los ojos y te das vuelta.
¿A dónde vas?
Te sigo, no volteas, sigues caminando hacia el fondo de este pasillo gigante.
¿A dónde me llevas?
Apresuras tu paso y respiras entrecortado, aún no me explico de qué huyes así que corro tras de ti para calmarte.
¿Por qué corres?
Me recorre la angustia y la incógnita de a dónde querrás llevarme y de qué escapas.

Volteo, no hay nada ni nadie atrás.

Caigo de rodillas al piso y las lagrimas de pánico comienzan a rodar por mis mejillas.
No me llevas a ningún lado, estás huyendo de mí.
¿Qué hice?
Todo estaba bien ayer, hacía que el cielo se viera despejado pues sé que no  te gustan las nubes.
Te dediqué mucho tiempo, pensé que lo estaba haciendo bien, yo me sentía bien.

Entre este imparable llanto no puedo respirar, mi mente me está ahogando, no veo nada y no puedo resp...


¿Qué pasó?

Abro lentamente los ojos y frunzo el ceño, esa luz me está cegando.
No puedo ver nada.
Hace mucho calor
¿A dónde te fuiste?

Todo comienza a tomar forma.

El fuego es abrasador, es como una llama gigantesca por todo el lugar, todo se cae a pedazos, no puedo levantarme.
¿Tú me hiciste esto?
No puedes deshacerte así de mí, ¿o sí?
El fuego está a mi alrededor, está por todos lados, no hay forma de salir, veo las cosas consumirse.

Siento un ardor inmenso, no puedo moverme.

¿Por qué me dejaste aquí?
¿Por qué huías de mí?

Grito tu nombre, el fuego me responde, es ensordecedor.
Todo se torna en cenizas, no puedo ni voltear a verme, ya no siento nada.
Todo se ha ido, lo has quemado junto conmigo.
Espero no te suceda esto.
Prefiero arder así y ver por última vez esta llama en mí que dejarla apagarse poco a poco.
La llama que creí real.

Oscuridad.

¿Qué es esto?
No puedo ver nada. No puedo sentir mi cuerpo y aun así me siento flotar.

Cerraré mis ojos, quizá sea un sueño.


<<Intentó despertar, pero no era un sueño. Sin embargo entró en un sueño infinito que la dejaba sentir de verdad, moverse en libertad y le permitió olvidar todo.

Duerme.

Vive.>>









martes, 8 de enero de 2013

Amor

Tenemos un conocimiento muy bajo sobre qué es la vida, aunque quizá la pregunta sea cómo vivirla.
Y la muerte, ¿qué es? quizá no sea el final, quizá.
¿Cómo vivir después de ella?
Y el amor.
 El amor que es todo, muerte, tristeza, felicidad, amargura, rabia, plenitud, sueños, rudeza, coraje, pasión, esfuerzo, lágrimas, sonrisas.

Ese amor del que no tenemos ni un mínimo conocimiento, pero no hace falta conocerlo para sentirlo.

Muero

Hay veces en las que ya no puedo dormir.
Lloro.
Mi cuerpo es la tumba fría que los dioses destinaron para mi alma.
Tiemblo.
Las lágrimas que corren por la mejilla desnuda de mi rostro son el reflejo de mi humanidad.
Sufro.
Los lloriqueos que se ahogan en mi garganta consumen la sonrisa que ahí vive.
Muero.

Vivo.
Siento.

viernes, 10 de agosto de 2012

Te escribo

Yo te escribo.
Te vivo.
Te siento.

Te dejo derramar tu fragancia por mi vida. Eso es lo que haces.
Cubres cada parte de mi ser con tu latir.

Me enseñas que todo es una lucha constante.
Me enseñas a no rendir.

Las manos tibias de la mañana son tus manos en mi rostro.
El rayo de sol con el que cierro los ojos es el beso tuyo en mi frente.

La sonrisa que pinta mi rostro, la sonrisa que tú creaste, es la cosquilla que haces en mi alma y me llena de júbilo.
Me llenas.
Me haces ser la rosa azul del rosal.
Me haces ser yo.

Sabes mis detalles, me conoces. A mis secretos.
Corres en mi auxilio y me cubres con la manta tibia de aroma incomparable y suavidad más allá de lo deseable.
¡Tus brazos desnudos me tienen cautiva! Es donde quiero estar.
Escribo.
Te escribo.

Te vivo.

En mí.

viernes, 13 de julio de 2012

Siente

Voy a escribir algo que jamás se ha de borrar, 
algo verdadero y real.
Voy a escribir la noche fría y lluviosa.
Voy a escribir tus labios.
Voy a sentir tus ojos y a mirar tu alma.
Voy a respirar tu voz.
Voy a proclamar tu aroma como himno.

Siento tu calor en mi abrazo,
tu abrazo en mi palpitar.
Siento las lágrimas corriendo por la mejilla del deseo.
Siento tu cuerpo vivir.

El estruendo de los pensamientos que brotan por mi mirada yacen en tus ojos.
Te siento mío,
mas no te tengo.

Tiemblo de miedo al pensar dejarte.
Aún sabiendo que jamás será.

Sufro en silencio, no quiero contagiarte. 
Ni que se pierda tu mirar.
Vente, llámame por mi nombre, por el que me has llamado.
Vente, y llévame contigo.
Sácame de este delirio.
Llévame.

No diré cuánto.
Se terminaron los pañuelos, las lágrimas jamás lo harán y sueño porque la sonrisa se apodere de mí.
Muero, busco tus brazos en la obscuridad; busco tu risa atravesar mi mirada, busco tu voz en el viento y tu aliento en mi ser.

Vive, llévame.
¡Siente mi latidos en tu alma!
¡Sientelos!
¡Vívelos!
¡Víveme!

miércoles, 11 de julio de 2012

Pólvora

¿Has sentido el dolor en una mañana lluviosa?
Tal vez no soy todas las cosas que he querido ser, pero sí las que necesito ser.
Tal vez sean sueños muertos y otros rotos, pero son sueños.
Terminé de guardar mis solos de guitarra y veo cómo crece el césped del vecino. 
Es frío y húmedo el día de hoy. 
Estaba buscando en los lugares más recónditos de mi mente algo que me hiciera sentir de aquí, mas no lo encontré.  Quizá es porque no pertenezco a algún lugar.

Tengo miedo de esconder la realidad tras un espejo y taparla con fantasía. 
O de simplemente perderme en ella.
Te miro llegar a lo lejos.
Observo tus gestos desde la ventana donde un pequeño rayo de sol que atraviesa las nubes mata la penumbra de mis pensamientos.
Te siento en mí.

Salgo a encontrarte.
Te abrazo.
Lo sé,  no pertenezco a un lugar.
Pertenezco a ti.
Estallamos la pólvora con un beso.
Nos consumimos.

Soñamos.

Vivimos.

martes, 10 de julio de 2012

Barco de papel

Estoy segura de la realidad, pero más segura de la ficción.
Me encamino hacia el horizonte en donde habitan tus sueños entre el día y la noche.
Subo a mi pequeño bote apenas con una simple vela.
Se aproxima una tormenta, o eso parece.
Al ir acercándome noto que en las nubes negras yacen tus pesadillas entre relámpagos y estruendos.
Eso me aterra, pues me da miedo naufragar y ser consumida por esas pesadillas crueles y dementes que terminan con todo a su paso.
Me asusta no lograr cruzar,  pero debo hacerlo.

Llego al centro de la tormenta, el viento está a mi favor así que logro avanzar más rápido. Después de un rato puedo ver rayos de luz a lo lejos. Es el horizonte despejado, lo estoy logrando.
Pasé la tormenta y me acerco a ese muro de luz y estrellas, tengo muchas ansias y al fin llego. Escalo el muro, es de cristal,  divide a la noche y el día me quedo en el esplendor del rojo y anaranjado en medio del amarillo y el azul. Es maravilloso, puedo ver desde aquí todos los sueños que habitan tu mente y los deseos más perdidos.
Entre mi asombro y curiosidad me atrevo a voltear, ahí estoy yo, me miro a lo lejos, se siente bien,  me llena.

Fue un viaje muy cansado y peligroso pero ahora puedo descansar y cuidar tus sueños.
Me recuesto con cuidado en el fino cristal, ambas piernas colgando, una de cada lado.
Bostezo.
Cierro los ojos.
Suspiro.

Duermo.


Vivo.

viernes, 25 de mayo de 2012

Tu desnudez


Cuando estoy en casa parece que todo está bien, pero no lo está.
Quizá no sea el lugar si no en dónde puedo estar segura y el único lugar en donde puedo estarlo es en mi mente, pero al mismo tiempo es el lugar que más me aterra.

Dime por qué lloras. Dime por qué mientes. Dime por qué haces todas esas cosas.
Te miro día a día caminando por esa pequeña vereda en el valle que conecta con la vía láctea.
Podrías pasear por todo el universo a través de esa vereda, pero te quedas ahí, en ese pequeño valle.
Dices que no quieres cambiar tu mundo, no quieres explorar otros. Me diste una buena razón.
Me gustó.
Tienes todo lo que podrías desear y más.
¿Para qué alejarte de todo y obtener nada? 
Tienes toda la razón.

Cuando caminas por esa pequeña vereda a lo lejos noto tu forma pensativa. Conozco bien tus gestos. Te conozco.

Hay cosas que me aterran y otras que me hacen más fuerte a la vez.

Mi mente, gran sótano en vacío, como un pozo sin fondo y a la vez como una gran azotea en la cual uno puede acercarse hacia la luna distante.

Jamás me alejaré.

Me da miedo alejarte.

¿Qué demonios estoy pensando?

Ya divagué mucho.

Me acerco a ti, sigo esa pequeña vereda. El pasto acaricia mis pies desnudos. Hay un columpio pequeño a lo lejos que nos saluda con la risa del viento. Cuando llego hacia a ti, te abrazo por la espalda, rozo suavemente tu alma con mi latir. Cuando llego a tu abdomen tu cuello se ha girado dejando tus labios desnudos en la inmensidad de mi deseo.
Los miro.
Cierro los ojos.
Sonrío.

Siento.

Sueño.

Vivo.



martes, 19 de julio de 2011

Sus soles

Juega mucho, convierte su vida en un juego, se cae, se raspa, brilla, pero quiere brillar como ellas. 

En su intento se queda corta, sigue tratando.
Busca la forma de alcanzar todo lo que desea, vuela, brinca, nada, ella es libre.
Quiere llegar muy alto, quiere un vestido que no es de tela.
Lo ve, se enamora de inmediato, quiere que él la note, así que va en busca de su vestido, crea un cohete que se impulsa con los destellos del deseo, al fin llega a las estrellas. Cuando aterriza se da cuenta que ya no brillan, voltea hacia el sol, lo ve enorme y brillante. Le recuerda a los ojos de su amado, se va hacia él a sacar un poco de brillo para su vestido. Los sistemas de su nave se estropean, pero se da cuenta que aún así avanza hacia él, la atrae con toda su fuerza de gravedad como los ojos de su amor. Feliz de sentirse cerca de él, se da por vencida, cierra los ojos, se deja llevar.

Se quema.

Despierta.

Muere.

Su llave

No quiere parar, piensa en cómo puede tener las llaves, siempre le duele la cabeza a la mañana siguiente de tanto pensar, ella lo necesita. Ha recorrido camino por mucho tiempo, quiere vivir en un lugar sin vecinos. Sus sentimientos reales no se han ido.
Para salir de ese mundo tiene que romper la barrera de su nombre, ya no es una reina, ha renunciado a todo por él, realmente lo ama, pero él no lo sabe.
Ella busca las llaves de su corazón al rededor del mundo y no las encuentra.
Un día se topa con él de frente, le sonríe temerosa, él la corresponde.
Ella nota que la llave estaba en su interior.
Se conforma, no pide nada más, no anhela nada más, se ahoga en su amor.

Despierta.

Muere.

Tus ojos

No digas lo que no quieras decir, vives en un tiempo alterno al nuestro, en otro universo, cuando sonríes aún esos tristes ojos se ven así, tristes.
Te miro caminar por las calles, agachas la mirada.
Y aunque bromees y digas que todo parece estar bien no lo crees, pues sabes que no es verdad.
Tu mirada es triste.
Tomas tu corazón y lo quiebras en la oscuridad antes que otro lo haga.
Te pierdes en el tiempo.
Ya no sabes ni en dónde estás.
Ya no sientes.
Tus ojos enormes y decaídos.
Aún puedes vivir.
En el otro universo no despiertas.
No puedes morir.
Quieres hacerlo e ideas cómo mientras observas a tu corazón en aquel frasco en la repisa.
Te quedas dormido pensando.

Despiertas.


Mueres.

Corre




Camino por las calles de noche, siento un soplido místico que me ilumina la vista del mundo al tiempo que siento frío, miro la luna y pierdo el aliento.
Algo me persigue y comienzo a correr, pierdo mi destino y me dirijo a cualquier lugar ahora.
Sonrío ante las estrellas, veo un caballo, lo monto y huyo sobre él en la oscuridad. La noche me envuelve, -tú el que que me sigue detente, no quiero huir más lejos, eres el que me ha desviado de mi rumbo -pienso, aunque ahorita no hay elección, puede ser esto o morir.

Te he perdido misterioso errante, calmo al caballo y me doy cuenta que estoy metida entre los brazos de la oscuridad, no sé en dónde estoy, ¿Debo retomar mi camino o hacer uno nuevo? ¿Por qué me seguías? Quizá son cosas que nunca responderé, y ahora aquí atrapada en tus brazos noche inmensa y oscura, deberías guiarme a dónde ir… lejos, lejos, lejos.

Quizá ya no quiero a donde quería, ahora sólo quiero ser libre, lejos, muy lejos de aquí, no sé qué estoy buscando pero estoy segura de que no es esto. Miro mis zapatos negros y los noto llenos de tierra.
Comienza a hacer mucho frío, de pronto la niebla ya no me deja ver ni mis pies, camino sin dirección, me cubro con la capa que traigo en la espalda.
Me bajo del caballo, y comenzamos a caminar juntos.

Veo algo brillante muy a lo lejos, no estoy segura de qué pueda ser.

Estoy perdida entre árboles, puedo escuchar un riachuelo a lo lejos.
Pienso qué podría hacer ahora, nada se me ocurre y sólo sigo caminando. La belleza de este sitio, aunque sea entre tinieblas, es enorme.

Siento hambre.

No tengo dinero, no tengo en donde refugiarme, sólo un caballo robado y lo que uso.
Caminamos lento. Caigo en un agujero enorme, siento dolor, mi corazón late muy fuerte pero muy lento, puedo sentirlo a punto de salirse de mi pecho.

Despierto.

Muero.